El día del patinador comenzó a finales de un invierno en Schiedam, Holanda, cuando sus amigas invitaron a patinar a Lidwina por los canales congelados del pueblo. Era 1835.
Al principio rechazó la invitación. Aunque se estaba sintiendo indispuesta, y sus padres no estaban de acuerdo en que saliera esa tarde, no era por eso que no quería ir: algo le decía que era mejor quedarse en casa. Pero sus amigas le insistieron hasta que las ganas de deslizarse por el hielo en sus patines pudieron más que todo; así que accedió a ir. Salieron rápido y a escondidas para que sus padres no la vieran, y por el apuro se fue sin protecciones.
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Aún no se sabe con certeza qué fue lo que pasó esa tarde mientras las chicas patinaban…
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Algunos dicen que a Lidwina la empujaron; otros que fue un resbalón en sus patines mientras derrapaba; otros dicen que, por el fin de la estación, el hielo estaba más delgado y se quebró… Se han tejido muchas historias al respecto de lo que pasó, pero lo que sí sabemos es que hubo un accidente que hizo que Lidwina cayera sobre el hielo tan violentamente que se rompió un poco más que varios huesos. Era el principio de un martirio que le iba a durar 38 años.
En su pueblo nadie sabía cómo curar su cuerpo, los síntomas eran distintos de los que ya conocían. Cada día empeoraba un poco más, los dolores eran cada vez peores. Su familia y ella se convirtieron en espectadores de la enfermedad que, poco a poco, se apoderaba de todo su cuerpo, y que la confinó a vivir en una cama hasta el último día.
En la ciudad llegaron a creer que lo de Lidwina era una maldición. La causa de sus males era inexplicable, ¡solo podía ser obra de algún demonio! El cura del pueblo era quien la visitaba con mayor frecuencia, y fue quien la convenció de asumir su extraña enfermedad como una oportunidad para aprender a vivir en paz y amor ofreciendo su dolor a quien había sufrido por los hombres en la cruz, de modo que así lo hizo.
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Esta roller tiene registrados en su haber no pocos milagros, que otorgó a muchos de los que la acompañaron en su lecho.
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El 14 de abril de 1433, Lidwina falleció después de 38 años de sufrimiento, con lo que luego se descubrió, es el primer caso registrado de esclerosis múltiple. Finalmente, el 14 de marzo de 1890, el Papa León XIII puso sanción oficial de la Iglesia para declarar a Lidwina como la Santa Patrona de los patinadores de ruedas y hielo, enfermedades y sufrimiento._
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